Hasta el siglo XVIII, la zona de Timișoara se caracterizaba por sus pantanos. La construcción del canal Bega comenzó en 1728 con el fin de drenar los pantanos y promover el desarrollo urbano. En 1732, el primer barco viajó a Pančevo, Serbia. La distancia navegable era de 116 km. Hoy en día, el Bega desempeña un papel importante en el transporte público y la navegación recreativa. Los carriles y senderos para bicicletas a lo largo de las orillas son ideales para caminar, correr y montar en bicicleta.